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(Modificado del texto publicado en el Boletín del IDEA, Diciembre de 2009)
Por Jorge Andrés Polanco
La aglomeración de actividades económicas en el valle de Aburrá ha
duplicado su población en los últimos cuarenta años, acercándose hoy a tres
millones y medio de habitantes. Primero el desarrollo industrial y luego el
desarrollo de servicios, han contribuido a este proceso gracias a economías de
escala, bajos costos de transporte, flujo de información y externalidades
positivas como el acceso al conocimiento y a los servicios públicos. Así como
existe este fenómeno de atracción de la población, también se observa otro que
tiende a expulsarla, relacionado con el costo de la tierra, la congestión y la
contaminación. En vista de este poblamiento acelerado, ¿cuáles pueden ser las
condiciones de sostenibilidad del valle de Aburrá? Se trata de la calidad de
vida de la población y de la perennidad de los recursos naturales renovables.
Mientras que lo primero concierne en gran medida al desarrollo económico, lo
segundo se relaciona con prácticas productivas y hábitos de consumo en sintonía
con el medio ambiente. Es por esto que vale la pena traer brevemente a colación
en este texto algunos procesos que se consideran relevantes actualmente en el
valle y en sus alrededores. Estos procesos se analizan aquí tanto en su
dimensión técnica como política, con el ánimo de priorizar temáticas en la
arena de la discusión sobre la sostenibilidad del valle de Aburrá.
La calidad de vida de la
población de este valle no depende solamente de lo que allí se ofrece, sino
también de cómo viven los habitantes de su entorno regional. Si a ambas
poblaciones se les ampliara el abanico de oportunidades en su lugar de origen,
el proceso de concentración de la población en el valle podría desacelerarse. Se
sabe que esta realidad es sobre todo local y que existen fenómenos a escala
nacional con una dimensión socio-política dominante que también exacerban la
aglomeración. Pero se privilegiará en este espacio el problema local de
sostenibilidad, puesto que en su solución se cree que los actores locales
juegan un papel preponderante. En efecto, la calidad de vida de la población
del valle de Aburrá tiende a mejorarse gracias a esfuerzos en la oferta de
empleo, en la disminución del tiempo de desplazamiento y en el mejoramiento de
la calidad ambiental. La oferta de empleo podría beneficiarse de un cambio
paulatino en la estructura de la economía, manifestado principalmente por nuevas
agrupaciones de empresas más flexibles en los sectores financiero, de
confecciones y moda, de turismo urbano y de salud. Agrupaciones de empresas que
se beneficiarían de economías externas impulsadas por iniciativas como RUTAn, una plataforma que
busca promover el conocimiento y la innovación para la potenciación de negocios
actuales y el desarrollo de nuevas industrias. Este desarrollo económico se
beneficiaría de la disminución del tiempo de desplazamiento de la población puesto
que facilitaría la movilidad del trabajo, gracias al mejoramiento de la
infraestructura vial con proyectos como la vía distribuidora y gracias al
desarrollo del transporte masivo con proyectos como el Metroplus y el tranvía
por la avenida ochenta. Ahora bien, el efecto negativo que el desarrollo
económico pueda tener en la calidad ambiental tendería a minimizarse gracias
acciones como el Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca del rio Aburrá (POMCA)
y como Red Aire. El POMCA contempla el manejo integral de los recursos
naturales y la gestión del riesgo, con el ánimo de proteger los suelos, el agua
y la biodiversidad, así como de manejar el riesgo generado por las amenazas
naturales. Por su parte, Red Aire constituye una red de vigilancia del aire que
monitorea su calidad en veintiuna estaciones de medición distribuidas en todo
el valle.
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La sostenibilidad del Valle también
depende de su relación con el entorno regional
Mientras que muchos esfuerzos se dedican al mejoramiento de la calidad de
vida de los habitantes del valle de Aburrá, no son tantos los que se orientan
hacia aquellos del entorno regional. El programa Expedición Antioquia 2013, los
Lineamiento para el Ordenamiento Territorial del departamento de Antiquia
(LOTA) y el proyecto Parque Central de Antioquia (PCA) son acciones en este
sentido que vale la pena resaltar por su importancia estratégica. Estas
iniciativas podrían contribuir a desconcentrar la población, constituyendo una condición
técnica más para la sostenibilidad del valle de Aburrá. La Expedición, además de
mejorar el conocimiento de los recursos físicos y humanos del departamento de
Antioquia, busca también definir acciones encaminadas a su uso racional. Estos
son los resultados esperados de varios proyectos en curso, entre los cuales se resalta
uno por su posible impacto en el empleo de la población del entorno regional. Se
trata del proyecto “Recursos económicos y sistemas productivos territoriales
para el desarrollo de Antioquia”. Su objetivo es identificar recursos en cinco
zonas del departamento cuyo uso pueda dar lugar a actividades productivas
organizadas. Es el caso por ejemplo de actividades agroalimentarias en el Norte
y el Oriente y de actividades alrededor del turismo en Occidente. Los
resultados de este proyecto orientarían acciones encaminadas al fortalecimiento
del desarrollo económico local y por consiguiente a la oferta de oportunidades
para la población mencionada. En este mismo sentido van los LOTA pero a una
escala regional, definiendo cinco áreas funcionales, entre las cuales se
propone el “Área andina policéntrica, industrial y de servicios”. Esta área
involucra al valle de Aburrá y su entorno regional, privilegiando lineamientos
de sostenibilidad ambiental, manejo del suelo rural y competitividad. El
proyecto PCA entraría a hacer parte de estos lineamientos de sostenibilidad
ambiental, por medio de la formulación de un plan operativo que busca
administrar alrededor de seiscientas mil hectáreas de ecosistemas priorizados
por su biodiversidad.
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La gobernanza territorial como
condición de sostenibilidad del Valle
Así pues, las condiciones técnicas de sostenibilidad conciernen
esencialmente el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes del valle
de Aburrá y de su entorno regional, así como la perennidad de los recursos
naturales. Pero la solución que estas acciones puedan aportar al problema de
aglomeración económica, depende sobre todo de condiciones políticas
determinadas por la gobernanza de estos territorios. Estamos hablando de la
gobernanza vista como un modo de gobierno que minimiza los costos de
transacción, gracias a un ambiente propicio para la negociación de intereses
entre las entidades estatales, las organizaciones sociales y los grupos
económicos. Considerando las condiciones técnicas de sostenibilidad esbozadas
arriba, se destaca el papel que puedan jugar actores como la Comisión Tripartita
(Gobernación de Antioquia, Área Metropolitana del Valle de Aburrá y Municipio
de Medellín), el PLANEA, Proantioquia, Empresas Públicas de Medellín (EPM), empresa
de telecomunicaciones UNE, la Cámara de Comercio de Medellín, el Metro de
Medellín, Ecopetrol y las Universidades. El concierto de estos actores tendría
la capacidad de consolidar una visión territorial de las acciones,
asegurándoles continuidad en el tiempo. Para terminar, mencionemos tres
ejemplos de alianzas entre actores, propicias para fortalecer la gobernanza
como condición política de sostenibilidad. El primero es el caso del Municipio
de Medellín, EPM y UNE, que alrededor de RUTAn,
podrían apoyar el cluster de las
confecciones y la moda considerándolo prioritario en sus líneas estratégicas de
innovación, acceso a mercados y capitales. El segundo ejemplo tiene que ver con
el papel del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, el Municipio de Medellín y
Ecopetrol, en la firma del Pacto por la calidad del aire orientado a mejorar la
calidad del combustible Diesel consumido en el valle. Puesto que el Pacto ya ha
sido firmado, estos actores juagan un papel estratégico no solamente en el
mejoramiento de la calidad del aire sino también en su monitoreo (Red Aire). Y
el tercer ejemplo vincularía a la Comisión Tripartita con las Universidades,
con el ánimo de articular acciones en el entorno regional del valle de Aburrá,
considerando los resultados de Expedición Antioquia 2013 como insumos para la
segunda fase de LOTA y la administración de las áreas priorizadas en el PCA. Es
así como las condiciones técnicas necesitan de la gobernanza del valle de
Aburrá y de su entorno regional como condición política de sostenibilidad del mismo.
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